• Agosto 23, 2022
  • por Colección Patricia Phelps de Cisneros

Extracto: Tania Bruguera en conversación con Claire Bishop

Este texto es un extracto del libro Tania Bruguera en conversación con Claire Bishop, publicado por Fundación Cisneros/Colección Patricia Phelps de Cisneros en 2020. Una figura controversial cuya práctica artística abarca instalación y performance, la artista cubana Tania Bruguera difumina constantemente la línea entre arte y activismo. Al definirse a sí misma más como una incitadora que como autora, con frecuencia invita a la participación del espectador y trabaja de manera colaborativa, incluyendo a organizaciones, instituciones e individuos para confrontar estructuras de poder político y económico y el control que ejercen sobre la sociedad. Bruguera investiga y pone en práctica las maneras en que el arte puede aplicarse a la vida cotidiana, y cómo sus efectos pueden traducirse en acción política. Desde ofrecer a los cubanos un minuto de tiempo sin censura en la Plaza de la Revolución en La Habana (#YoTambienExijo, 2014), hasta el manejo de un centro comunitario flexible en Corona, Queens, NY (Immigrant Movement International, 2011), Bruguera busca hacer Arte Útil, un arte que imagina y provee las herramientas para el cambio social.

Claire Bishop (CB): Political Timing Specific Art [Arte en sincronía con el tiempo político] suena aparentemente como una corrección al concepto de site specific art [arte in situ], un término cuyo carácter mismo ha cambiado radicalmente desde que comenzó a ser usado en los años sesenta. Lo que empezó como un acercamiento formal a la instalación (en respuesta a la ubicación física, la galería o lugar exterior) se expandió durante los ochenta y noventa para poder abordar la historia específica o identidad pasada de un lugar e incluso para incluir a la comunidad o comunidades que habitan y usan el sitio. Esta comprensión social del lugar fue el aporte del nuevo género de arte público, arte socialmente comprometido y la práctica social.[1] ¿Cuándo y cómo llegaste al término “Political Timing Specific Art”? ¿Lo ves como una respuesta a la obra in situ?

Tania Bruguera (TB): Recurrí al término Political Timing Specific Art en 2008, después de años de explicar la importancia del contexto político en el que la mayor parte de mi obra existe y adquiere significado. Durante mucho tiempo me referí a mi trabajo como obra in situ, incluso a veces como socially engaged practice [práctica del arte con dimensión social], pero con el paso del tiempo me di cuenta de que la gente siempre respondía a la dimensión cultural/antropológica de mis obras, más que a las dinámicas políticas y de poder, que era lo que a mí me interesaba principalmente. Entonces decidí remplazar el sitio con el tiempo político, el recurso con el que operan los políticos, como material de mi obra. No me interesa hacer arte que sea un comentario social a posteriori, sino que quiero usar el arte para intervenir en el momento específico cuando la política está tomando forma, cuando las decisiones se están negociando, y quizás puedan cambiar –esto es especialmente importante en situaciones en donde los ciudadanos no tienen poder.

Tradicionalmente, el arte tiende a señalar un problema o protesta después de que la decisión ha sido tomada. El Arte en sincronía con el tiempo político, por el contrario, involucra a los políticos y al público en general. El arte se convierte en una fuerza política a tomar en cuenta.
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Tania Bruguera, No por mucho madrugar, amanece más temprano, serie Tribute to Ana Mendieta, 1986–96, Fototeca de Cuba, La Habana, 1988. Cortesía de Estudio Bruguera
Quería regresar al comienzo de mi trabajo, a Homenaje a Ana (1986–96) y a los periódicos Memoria de la postguerra I y II (1993–94), en los cuales respondí a la política específica de un momento particular (ambas obras se discuten en detalle más adelante). Empecé a darme cuenta de que, una vez que la ley o la cultura política cambian, una obra en sincronía con esas circunstancias ya no necesita existir más y se convierte solo en un documento de esa época. Así que, si quería que mi arte fuera político, no solo debía tener referencias contextuales y culturales específicas, sino que también debía trabajar dentro del momento político del tema tratado y por lo tanto generar consecuencias políticas.

CB: Entonces lo ves como una manera de intentar integrar la especificidad política de ciertos lugares al significado de la obra?

TB: No tiene que ver solo con temas políticos, se trata de entender cómo, bajo ciertas
circunstancias, la política también puede definir lo artístico y lo estético. Yo celebro el hecho de que la obra no va a tener un significado estable, porque la política funciona con la percepción de las ideas conforme van evolucionando en tiempo real y con el panorama emocional que genera esta percepción.

CB: Entonces, supongo que esta insistencia en el tiempo político tiene consecuencias para la vida de la obra y su posibilidad de ser montada en el futuro.

TB: Exactamente. Es por esa razón que promuevo el re-hacer, en lugar de re-montar o re-performatizar. Una obra de Political Timing Specific Art es difícil de rehacer si cambian las condiciones políticas que la generaron. La obra debe ser adaptada a una nueva situación política o esperar hasta que las condiciones originales resurjan de alguna forma. Quizás sea necesario reorientar la obra para abordar otro asunto que no esté resuelto social o políticamente para tocar una fibra tal como lo hizo la primera vez.

Quizás el aspecto más importante de Political Timing Specific Art es que la obra solo será como es en ese momento político en particular; si es realizada antes o después no tendrá ni la misma forma ni las mismas consecuencias. La obra es un indicador de una sensibilidad política determinada. Political Timing Specific Art ocurre en el espacio entre el imaginario del artista o el público de una nueva realidad política y la versión que ofrece el político de esta misma realidad.

CB: Me da la impresión de que para ti es importante que Political Timing Specific Art termine por producir una polémica o atención mediática. De hecho, pareces que floreces con esta atención como evidencia de la potencia de tu obra.

TB: Los medios juegan un papel porque son respetados y temidos por los políticos. Es el canal que usan para comunicar y generar una narrativa que después se convertirá en historia, y nosotros (los ciudadanos) queremos ser parte de esta narrativa. Usar los medios es necesario para distorsionar su voz y crear una narrativa alternativa. Es importante hacer notar, sin embargo, que incluso cuando los medios están interesados en la visión de los ciudadanos, en este caso la artista, siempre privilegiarán a los políticos con quienes tienen intereses y compromisos de largo plazo. Pero los medios son una bestia sedienta y es muy difícil no ceder ante el sensacionalismo que la alimenta y, en lugar de eso, usarlos para generar un mensaje que haga que la gente piense y discuta el problema y no se centre en la persona que lo generó.

CB: Esto parece particularmente urgente considerando el Gobierno actual en los EE.UU., que fabrica y despliega choques de personalidades de manera permanente para desviar la atención de los medios de los temas realmente preocupantes. Así, los periodistas se fijan en los tuits ridículos del Presidente en lugar de mantener el enfoque en los temas políticos complejos. Sé que tus ideas sobre la sincronía con el tiempo político derivan de tus experiencias en Cuba y no los EE.UU., pero me parece revelador que la política contemporánea occidental use cada vez más los afectos para influir en la opinión pública. ¿El arte sincronizado con el tiempo político hace lo mismo?

TB: Estados Unidos tiene una administración pública falsamente populista, y una de las estrategias del presidente es usar el lenguaje de la gente, que es Twitter. Las redes sociales tienden a ser sinónimo de reaccionar más que de procesar; hay un espectro emocional genérico simplificado (like o dislike), y se llega a conclusiones por los encabezados más que por los contenidos. El presidente de Estados Unidos está empecinado en crear un mundo que no existe en la realidad. Así que en este momento es de hecho muy adecuado para el Norte emplear algo que se generó en el global South [Sur global], porque nosotros ya atravesamos por esto en nuestros países.

Precisamente dado lo que está ocurriendo en Estados Unidos, y en el mundo, ya no es suficiente producir arte como reacción o comentario. Es momento de hacer arte para lo que no ha ocurrido y lo que está por ocurrir.

CB: ¿Cómo distingues entre la sincronía con el tiempo político y lo tópico? En otras palabras, una obra que comenta oportunamente sobre eventos actuales.

Es la diferencia entre la observación y la participación: hacer un comentario sobre algo no es lo mismo que querer cambiarlo. Political Timing Specific Art es un método de trabajo difícil porque es un enfrentamiento pleno y directo con el poder y usa algunas de las herramientas y estrategias del mismo.

Por supuesto, puedes hacer referencia a realidades políticas y crear conciencia pública sin hacer arte sincronizado con el tiempo político. Pero cuando haces una obra de arte donde el significado está definido por una situación política que se está desarrollando, y cuando usa como material creativo algunos de los mismos elementos que generan la situación política, cuando la obra de arte se convierte en un punto de referencia irremediablemente ligado a la evolución de los hechos históricos y su posterior análisis (realizado por políticos y artistas, y por historiadores e historiadores del arte), cuando el control y las consecuencias de la obra no están en manos del artista sino que son decididos por un gobierno o por quienes están en el poder, cuando la obra desata una cadena de respuestas políticas o resulta en la creación de nuevas políticas o leyes, cuando la existencia de la obra altera el curso de los eventos políticos, cuando la gente puede ver en la obra de arte un espacio de participación que no encuentra en la situación política –esos son los factores que hacen que una obra sea específica a un tiempo político.

Political Timing Specific Art usa el capital emocional generado por la actualidad política y compromete al arte como un actor en la escena política. El tiempo político es una ventana que se abre y se cierre rápidamente: es un espacio al que se debe ingresar rápido, durante el breve momento en que las decisiones políticas todavía no han sido concretadas, implementadas o aceptadas culturalmente.

CB: Esto me recuerda a Maquiavelo, quien en El príncipe (1532), su tratado sobre el oficio del poder político, propone la idea de occasione, el momento oportuno para la acción política, esas raras aperturas en el tiempo cuando los más astutos pueden tomar el poder. El Príncipe debe estar dispuesto a usar su virtù (entendida como virtuosismo y no como virtud) según dicten la necesidad y la oportunidad, y de maneras que no son necesariamente morales. ¡El fin justifica los medios!

TB: En Cuba, el Gobierno me acusa de ser oportunista. En otras palabras, dicen que hago las obras para conseguir beneficio personal y reconocimiento. Yo creo, en cambio, que soy oportuna: mi arte no busca mi beneficio personal, es el intento de captar el momento para un posible esfuerzo colectivo y a menudo las consecuencias hacen que mi vida (y la de personas cercanas) sea increíblemente difícil. Creo que algunos artistas tienen un talento especial para detectar y sentir cuándo sus acciones pueden tener significados que trasciendan el momento mismo. Y eso es occasione. Political Timing Specific Art hace lo que todos están pensando, pero nadie se atreve a hacer o decir.
[1] Para una definición y una discusión sobre el nuevo género de arte público [new genre public art], ver Suzanne Lacy, Mapping the Terrain: New Genre Public Art (Seattle: Bay Press, 1995) y Miwon Kwon, One Place after Another: Site-Specific Art and Locational Identity (Cambridge, MA: MIT Press, 2002).